CONOCE EL SEÑOR A LOS QUE SON SUYOS...
(1ª Juan 2:18-20) “Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo. Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros. Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas.”
(1ªJuan 4:2-3) “En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesús Cristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesús Cristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.
(2ª Juan 1:7) “Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesús Cristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo.”
Cuando Juan escribe estas cartas ya estaba en acción “el gnosticismo”, que tal vez, fue la herejía más peligrosa a la que tuvo que enfrentarse, y que posteriormente, amenazó a la iglesia primitiva durante los tres primeros siglos.
Concretando: Los gnósticos, creían y enseñaban, que Jesús verdaderamente no fue humano, sino, que sólo lo aparentaba. Esta doctrina herética, trató de destruir la verdad sobre la humanidad de Jesús Cristo (ha venido en carne – Dios manifestado en carne), y por consiguiente, anular la expiación de nuestros pecados, que él ganó para con nosotros, sufriendo y muriendo en carne, en la Cruz del Calvario.
Por esto dice: ¡Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros!
Actualmente, existen “miles” de denominaciones protestante y evangélicas, que en su día salieron de nosotros (de los que conoce el Señor que son suyos). Y salieron, porque no se sujetan a la “sana doctrina”, la doctrina de Cristo; bien porque sus “líderes” quieren propagar sus propias doctrinas, o bien, por seguir algunas doctrinas de la madre de las rameras, Babilonia la Grande.
Ejemplo: Hay iglesias evangélicas (politeístas-paganas), que tienen y adoran a tres Dioses: Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo. Pues bien, estos han salido de nosotros, pero no eran de nosotros, porque de haberlo sido, hubieran conocido, que solamente hay un Dios el Padre y un Señor, Jesús Cristo (1ª Corintios 8:6); e igualmente, hubieran conocido, que hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombre, “Jesús Cristo hombre” (1ª Timoteo 2:5).
¡Estos politeístas-paganos nunca hablan de “Jesús Cristo hombre”, sino de “Dios el Hijo”!
¡”Dios el Hijo” es una frase que no existe en la Biblia, pero ellos la crean!
(1ª Corintios 4:6) “aprendáis a no pensar más de lo que está escrito”
(Hebreos 2:14-17) ”Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre. Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham. Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo. Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.”
(1ª Timoteo 2:5) “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesús Cristo hombre,”
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Sólamente: “Conoce el Señor a los que son suyos”
Personalmente, ni se me ocurre pronunciarme sobre si éste o aquél que dice ser cristiano, es del Señor. Pero sin señalar a nadie, si que puedo decir, que al lado del cristiano se sienta uno que dice serlo, pero que no lo es. Muchos que dicen ser cristianos, son aquellos, que tienen una “fe intelectual” o una “fe cultural”, que es algo muy distinto, a una “fe salvadora y verdadera”. Son aquellos, que dicen ser cristianos, pero en realidad no lo son. Son personas profesantes, que confiesan haber recibido a Cristo como su Salvador, pero, que no se refleja en sus vidas (salvo en apariencia).
(2ª Timoteo 3: 5) "que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella."
Tienen un pie en la asamblea o iglesia y el otro en el mundo. De labios para afuera, dicen, que son del Señor, pero con sus obras muestran, que Cristo no está en ellos. Intelectualmente, conocen la palabra de Dios, y en muchos casos, están verdaderamente involucrados en la obra del Señor, sin embargo, no son del Señor.
(Mateo 7: 23) "Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad."
Este tipo de personas, actualmente, abundan muchísimo en las asambleas o iglesias cristianas. Tienen una “fe intelectual”, y creen en Jesús Cristo del modo más admirable. Pero al final, creen en él, como pueden creer en los Reyes Católicos, Napoleón, Noé o cualquier otro personaje.
Por otro lado, están “algunos hijos de cristianos”, que en muchísimos casos, abandonan la asamblea o iglesia, porque su fe es una “fe cultural”. En realidad, ellos, nunca accedieron a la fe y al Evangelio por propia decisión, sino, que lo hicieron como una herencia cultural y familiar. Otros, no abandonan la asamblea o iglesia, pero su fe sigue siendo una “fe cultural”. Por ello, soy muy partidario, de que la predicación de la Palabra, siempre esté centrada en la figura de nuestro Señor Jesús Cristo, para que de este modo, se pueda tornar la “fe intelectual” o la “fe cultural” en una “fe salvadora y verdadera”.
(Hebreos 6:4-6) “Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio.”
Los enemigos de la palabra de Dios, usan estos versículos para desacreditarla, argumentando, que son contradictorios con otros versículos de la Biblia, que nos aseguran, que nunca un hijo de Dios puede recaer. Un hijo de Dios y discípulo de Cristo, no puede rechazar la gracia y la fe que le fue otorgada por Dios (Efesios 2:8).
¡Nadie nos arrebatará de las manos del Padre y de las manos de nuestro Señor Jesús Cristo!
Por consiguiente, este texto de Hebreos 6:4-6, hay que contemplarlo y entenderlo en el marco de su contexto. Este texto, no va dirigido a personas regeneradas, sino, justamente a personas que profesaban ser cristianos pero que en verdad no lo eran. La carta a los hebreos y como su propio nombre indica, fue dirigida, a aquellos judeo-cristianos del primer siglo, que necesitaban ser estimulados para continuar en la verdad, toda vez, muchos de ellos, estaban retornando al judaísmo.
¡Retornaron porque nunca fueron cristianos!
¡Según los historiadores, a finales de Siglo I, ya casi no había cristianos de adscripción judía!
Estos judeo-cristianos, estuvieron iluminados, pero nunca estuvieron alumbrados (paridos, nacidos de nuevo, regenerados). Gustaron pero no recibieron el don celestial (el resplandor de la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios – Cristo el don inefable de Dios – La Salvación). Participaron del Espíritu Santo que se manifestaba con poder. Gustaron pero no recibieron la buena palabra de Dios. Y gustaron de los poderes del siglo venidero.
¡Iluminado no es igual que alumbrado
y gustar no es igual que recibir!
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HERMANO EN CRISTO: FRANCISCO CLARES BARRANCO
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